Un
viejo perro cazador, que en sus días de juventud y fortaleza jamás se rindió
ante ninguna bestia del bosque, encontró en sus ancianos días un jabalí en una
cacería. Y lo agarró por la oreja, pero no pudo retenerlo por la debilidad de
sus dientes, de modo que el jabalí escapó
Su
amo, llegando rápidamente, se mostró muy disgustado, y groseramente reprendió
al perro.
El
perro lo miró lastimosamente y le dijo:
Mi
amo, mi espíritu está tan bueno como siempre, pero no puedo sobreponerme a mis
flaquezas del cuerpo. Yo prefiero que me alabes por lo que he sido, y no que me
maltrates por lo que ahora soy
Respeta
siempre a tus ancianos, que aunque ya no puedan hacer de todo, dieron lo mejor
de su vida para tu beneficio
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